viernes, 19 de noviembre de 2010

Día # 8 - 23/10/2010: Monywa - Pakokku

Esta noche hemos descansado muy bien. El hotel estaba limpio y nos hemos sentido muy cómodos. No ha parado de llover durante toda la noche y cuando nos levantamos todavía llueve. Como cada día, ducha rápida y desayuno. Hemos quedado con nuestro guía a las 7:30, así que a las 7:00 ya estamos desayunando. En el comedor nos encontramos con una pareja de extranjeros que hacen lo propio. Unas tostadas con mermelada componen el desayuno de Olga, que hoy ya se encuentra mejor. Bere se decanta por una tortilla a la francesa con un zumo algo aguado parecido a Tang y un café.

A las 7:20 salimos dirección a Pakokku mientras sigue lloviendo mucho. A medida que avanzamos el camino se complica. Primero encontramos un árbol gigante caído en la carretera. Encima del árbol, varios hombres intentan cortar el árbol con hachas bajo la lluvia, aunque si tenemos que esperar a que acaben nos puede dar el día entero. Nuestro guía sale del coche para buscar un camino alternativo e indica al conductor que sortee el árbol por uno de los costados de la carretera. Hay mucho barro y el desnivel es más o menos de medio metro. Por suerte, el barro no impide que sorteemos el obstáculo. Proseguimos el camino y a tramos circulamos por la carretera inundada, hasta que llegamos a un punto donde la profundidad del charco y la corriente del agua son preocupantes. Hay más coches haciendo cola que no se atreven a pasar. Nuestro guía sale y se introduce en el charco para ver la profundidad. El agua le llega a media pierna… pide a Bere que baje para empujar el coche junto con unas 10 personas más del lugar. El conductor para el motor del coche, momento en que todos los hombre empezaron a empujar mientras que Olga dentro del coche escuchaba como el conductor iba gritando, NO, NO, NO!!!! No… pero sí! Al final todo salió bien y pudimos pasar el atolladero. Antes de seguir, nuestro guía entrega propina a los lugareños y nosotros le damos las gracias, mientras alguno de ellos pide el reloj a Bere.

Fuera sigue lloviendo y dentro del coche también!! Es muy curioso, pero el vehículo en el que vamos es tan viejo que tiene goteras, así que Bere y yo tenemos que cambiarnos a la parte de más atrás donde también hay asientos y donde, por el momento, no cae agua. La situación es tan cómica que nos entra un ataque de risa por toda la situación que estamos viviendo. Tardamos 4 horas en llegar a Pakokku. La ciudad está muerta. Todo está cerrado y no hay nadie por la calle, algo muy extraño. El guía nos informa que por la noche ha pasado un ciclón por el lugar y que por eso está todo cerrado. Nos cuesta mucho llegar hasta el puerto donde supuestamente tenemos que subirnos a un barco que nos transporte a Bagan, debido al barro y a varios árboles caídos que nos encontramos por el camino. Finalmente, y después de que nuestro guía hable con varias personas, nos comunica que el gobierno ha prohibido la circulación de ningún barco por las condiciones atmosféricas. Hace mucho viento y sigue lloviendo, así que es totalmente entendible. Nos propone o volver a Mandalay con ellos, lo cual significa deshacer el camino, o quedarnos a dormir en Pakokku y coger el ferri al día siguiente. Escogemos la segunda opción, ya que solamente estamos a dos horas aproximadamente de nuestro destino, a ver si al día siguiente el tiempo mejora. Antes de dejarnos, nuestro guía y el conductor nos acompañan a buscar hotel. El primero está lleno. No somos los únicos que tendremos que hacer noche en Pakokku debido a la falta de transporte fluvial y el pueblo solamente dispone de dos hoteles y una guesthouse. Finalmente vamos a otro donde tienen habitación para pasar la noche. (25000K)

Nuestro guía da instrucciones en recepción, donde nadie habla inglés, para que al día siguiente nos ayuden a buscar transporte para llegar al puerto y coger el ferri. Estamos algo tristes y resignados por tener que hacer una parada en nuestra ruta. Bere insiste en que quiere marcharse hoy y, ayudándose de la guía, escribe una frase en birmano para indicar en recepción que llamen (donde sea necesario) para saber si finalmente saldrán barcos o no al día siguiente o durante la tarde. Nos dicen que por la tarde es imposible, pero que al día siguiente es posible.

Decidimos descansar y ver una película que hemos traído de casa. Durante dos horas tenemos la sensación que no hemos salido de Barcelona y que estamos en casa pasando una tarde lluviosa de domingo. Cuando termina, la lluvia no cae tan fuerte y decidimos buscar algún lugar para conectarnos a internet. Hoy no es nuestro día de suerte y el único lugar conocido en el pueblo donde tienen conexión no funciona. De hecho, en muchos establecimientos que han ido abriendo durante la tarde no tienen ni luz. Aprovechamos que al lado del ciber hay una tiendecita para comprar galletas y un par de aguas para la noche  (1300K). Decidimos parar a comer algo en un restaurante donde vemos que hay varios locales comiendo. La gente se sorprende al vernos. Como no tienen carta en inglés, Bere pregunta si puede ir a la cocina para que le enseñen qué tienen. Pide unos noodles gruesos con pollo que los sirven con algo de caldo. (800K). Al acabar, decidimos ir andando al puerto para no perdernos al día siguiente.

Como ha parado de llover la vida ha vuelto al pueblo. Sorteamos motos, charcos de agua y a la gente que empieza a salir después de la tormenta. Gracias a las frases que ha escrito Bere en birmano preguntamos a varias personas enseñando el papel cómo llegar al puerto. Cuando llevamos bastante rato andando, un hombre que iba de paquete en una bici, se baja de ella todavía en movimiento y nos pregunta a dónde vamos. Nos explica que desde donde estamos todavía nos quedan al menos 20 o 30 minutos andando. Como está oscureciendo, decidimos dar la vuelta y volver al hotel. El hombre nos acompaña durante un tramo del camino que usamos para charlar con él. Nos pregunta de dónde somos y a dónde vamos. Nos explica que su trabajo es vender betel en el ferri que cruza el río y nos ofrece su ayuda al día siguiente si encontramos problemas. Es muy amable. Él también mastica betel por lo que todos sus dientes son de color rojo.  Nos despedimos de nuestro improvisado amigo y proseguimos nuestro camino mientras que el día se va apagando. Cuando llegamos al hotel preparamos la maleta para el día siguiente. Nos tenemos que levantar a las 3:30 para coger el ferri de las 5:00. No tenemos muy claro cómo irá todo y cómo vamos a llegar al puerto, pero esperemos que todo salga bien y podamos llegar a Bagan al día siguiente. Antes de ir a dormir todavía miramos otra peli, y a las 22:00 a dormir… Parece que fuera ya no llueve…

Para ver todas las fotografías de este día sigue este enlace o, este otro para verlas como presentación.

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