viernes, 19 de noviembre de 2010

Día # 11 - 26/10/2010: Bagan


Hoy nos levantamos con menos prisas que ayer. Toda la noche han continuado los rezos, así que nos hemos ido despertando durante la noche. De hecho, de camino a desayunar, nos encontramos a Carol y Cristofer con las mochilas. Nos comentan que no aguantan más los cánticos y que se marchan a un hotel más alejado para no escucharlos.

Hoy queremos pasar el día visitando templos. Para ello alquilamos un par de bicis en el mismo lugar de ayer (2.000K). Antes pasamos por un cyber a escribir un largo mail a la familia, que finalmente no podemos enviar, porque nos quedamos sin internet antes de poder hacerlo. (500K) Antes de emprender camino, pasamos a visitar el animado mercado local. En Birmania, casi nadie posee nevera en casa, así que es necesario comprar alimentos frescos casi a diario. En el mercado nos encontramos con el padre de la familia del restaurante donde fuimos a comer el primer día. Le saludamos amablemente y le confirmamos que hoy sí que podremos aceptamos su ofrecimiento y que iremos a comer.

Después del mercado, cogemos las bicis y nos dirigimos dirección al aeropuerto. Salimos de Nyaung-U por la carretera justo hasta el desvío del aeropuerto. Aquí proseguimos por la carretera hasta el grupo de pagodas Wi-ni-do. Seguimos pedaleando hasta Iza-gaw-na, donde paramos para disfrutar de las primeras vistas panorámicas del día, así como de unas fantásticas pinturas murales. El calor es sofocante y no paramos de sudar. Como siempre vamos provistos de agua fresca, aunque hoy no será suficiente.

Seguimos hasta otro conjunto de pagodas, donde encontramos unas pinturas murales muy bien conservadas. En todas las paradas, aprovechamos los lugares de sombra para engañar el calor que hoy nos aplasta. Antes de llegar al pueblo de Min-nan-thu todavía  visitamos otras pagodas.  Después de pasar por el segundo pueblecito del día, Anauk Pwa Saw, avanzamos durante un rato por una carretera nueva asfaltada, que pronto dejaremos para desviarnos a la derecha, dirección Myihkaba, por un camino de cabras. Por el camino disfrutamos de las vistas de la dorada Dhamma Ya Zi Ke Kedi. Las vistas del lugar son increíbles. Estamos rodeados de campos, templos y de un cielo azul coronada por el sol que amenaza con fundirnos.

Cuando llegamos a Myihkaba, vamos directos al restaurante de nuestros nuevos amigos. Estamos exhaustos y totalmente empapados en sudor. Al vernos enseguida nos traen cerveza fresca y algo para picar. Además, tenemos la suerte de encontrar a la pareja de franceses con los que fuimos al Monte Popa y charlamos con ellos un rato. Nos cuentan que esta mañana han encontrado otro hotel para estar un par de noches más alejados de los cánticos del monasterio. Incluso nos cuentan que intentaron encontrar el origen de los rezos pero que les fue imposible, ya que está más alejado de lo que pensaron en un primer momento.

Nos acomodamos en la mesa. Pyisone, el hijo de la familia, nos comenta que ellos ya han comido hace rato, así que tendremos que comer solos. Rápidamente llenan la mesa de diferentes platos: ternera, pollo, gambas, arroz, garbanzos, tofu frito, y  judías verdes con maíz. Nuestros compañeros franceses están alucinando y nos preguntan qué es alguno de los platos. Después de comer jugamos a las cartas con el chico, bajo la atenta mirada de sus padres que, sentados al fondo, van sonriendo al ver cómo su hijo se divierte jugando con nosotros. Al cabo de un rato, sus padres nos vuelven a ofrecer nuevos regalos, los cuales intentamos rechazar, pero no hay manera. Nos despedimos agradeciéndoles el trato y les decimos que no les vamos a olvidar en toda la vida. Antes de irnos, como si fueran nuestros padres, nos preparan una bolsa con agua fresca y refrescos para la tarde. Les damos dos besos y un gran abrazo. Somos conscientes que es posible que no volvamos a verlos nunca más, pero el recuerdo que nos llevamos de ellos y de Bagan no se va a borrar nunca de nuestros recuerdos.

Algo apesadumbrados por el adiós, cogemos las bicicletas de nuevo para seguir con nuestro recorrido. Sigue haciendo mucho calor… así que cuando el sudor no nos deja continuar, decidimos parar en un templo. Hoy queremos ver la puesta de sol en un lugar donde no haya muchos turistas, y como todavía tenemos tiempo, elegimos un buen lugar para ello. Encontramos un templo cerca de la majestuosa Shwe San Daw.  Nos abre la puerta de la pagoda la mujer del guardián de ésta. Disfrutamos de la soledad del lugar solamente unos minutos, porque rápidamente viene su marido, con el que charlamos durante un buen rato. Conoce toda la alineación del Barça! Y como todos los birmanos con los que nos hemos cruzando por el camino, nos pide que regresemos pronto a su país. Antes de que empiece a ponerse el sol aparece un grupo de turistas. Es una familia no muy numerosa, así que no nos molestan. Huimos de las grandes masas y esta vez lo hemos conseguido.

Bagan es un lugar místico. De camino a Nyaung-U miramos al horizonte con la esperanza de recordar siempre su horizonte, su silueta plagada de templos rodeados por maleza verde.

Una vez se pone el Sol salimos corriendo en busca de las bicis. Queremos evitar que la oscura noche no nos deje ver el camino, así que pedaleamos muy rápido. Solamente hacemos los dos últimos quilómetros de noche. Cuando llegamos al pueblo nos sentimos cansados del día, así que vamos al hotel a ducharnos y descansar un rato. Después salimos a cenar en el mismo hotel una hamburguesa con patatas y cerveza (5.500K). Recogemos los billetes del vuelo del día siguiente que pagamos en recepción y nos retiramos a acabar las maletas para emprender viaje al día siguiente hacia Heho. Mañana toca madrugar… así que a dormir pronto! Nanit!

Para ver todas las fotografías de este día sigue este enlace o, este otro para verlas como presentación.

No hay comentarios:

Publicar un comentario