martes, 16 de noviembre de 2010

Día # 20 - 04/11/2010: Kengtung. Poblado Eng


Nos levantamos a las 6:30 y vamos directos a desayunar. En el comedor nos encontramos con la pareja de francesas, los neozelandeses y ahora nosotros. De todos ellos, parece que somos los únicos que vamos a estar un día más en Kengtung y es que hoy queremos visitar un poblado de la tribu Eng. 
Esperamos a Mutu en la puerta del hotel desde donde, como en las dos últimas mañanas, nos dirigimos al mercado local. Compramos sacos para guardar arroz, galletas y algún caramelo. También nos compramos la comida, steaky rice, carne y chili para Mutu. Hoy el día se ha levantado más frío que los dos últimos, así que antes de subir al tuc tuc nos abrigamos bien. Salimos dirección norte hasta el checkpoint donde revisan nuestros permisos antes de salir de Kengtung.  El trayecto, aunque frío, es muy agradable. Mientras avanzamos inmensos campos de arroz salpicados de alguna casa o estupa, nos vigilan silenciosamente. Paramos un momento a repostar gasolina lo que parecen dos botellas de fanta de naranja. Hoy el camino por el que vamos está lleno de baches, y a medida que vamos avanzando se pone peor. Para descansar de tanto saltito paramos en una casa de un conocido de Mutu a hacer un te desde donde vemos un autobús pasar lleno de gente mayor que tiene pinta que se dirigen al mismo lugar que nosotros, así que parece que no vamos a estar solos! Nos despedimos del dueño de la casa y proseguimos 15 minutos más con el tuc tuc. A partir de entonces empezamos a andar. 
Después de 10 minutos de caminata nos cruzamos con el grupo de turistas preparados con alta tecnología para el trekking. Los adelantamos y en 40 minutos llegamos al primer pueblo Eng, no sin antes cruzar un altar animista que les protege de los malos espíritus. Rápidamente nos rodean mujeres y niños curiosos por nuestra presencia. Las mujeres tienen los dientes y los labios de color negro, fruto de mascar un tipo de betel.  Algunas mujeres del pueblo intentan vendernos algunas pulseras, lo cual nos hace pensar que el lugar en el que nos encontramos hoy es algo más turístico que el resto de los pueblos donde hemos estado. 
Mientras Bere hace algunas fotos, yo me entretengo con los críos limpiándoles las manos con una toallita húmeda. También les enseño a usar jabón y agua, aprovechando que he traído varias bolsitas del jabón del hotel,  lo cual les resulta muy divertido y al mismo tiempo extraño. Nos invitan a pasar a la casa del jefe del pueblo donde nos invitan a tomar un té y donde nos enseñan objetos que no podemos tocar y que utilizan durante sus fiestas. Nos sentamos con el jefe y su familia… sin poder dejar de observar sus dientes, que son completamente negros! Desde el balcón de la casa veo a varias niñas lavándose con el jabón que les he dado… lo cual me hace mucha ilusión! La verdad es que me quedaría una semana enseñándoles cosas… pero por desgracia el gobierno prohíbe pernoctar fuera de Kengtung así que no tenemos nada que hacer. Cuando salimos del pueblo, Mutu nos da a escoger dos caminos, uno más plano y fácil que es el que cogerán el resto de turistas y otro hacia la montaña y con bosque. Escogemos el segundo y después de un rato vemos que la decisión ha sido totalmente acertada! El paisaje es precioso ya que avanzamos por dentro del bosque rodeados de mariposas de colores, gusanos, hormigas de diferentes tamaños y pájaros que en la mayoría de veces no podemos ver, pero sí escuchar. 
Después de una larga bajada, paramos a comer. Mutu nos explica que los Eng son muy sucios y que no es agradable comer con ellos, así que hoy paramos a mitad de nuestro camino, donde hay algunos ladrillos que usamos para sentarnos. Utilizamos uno de los sacos que todavía no hemos regalado como mesa y unas hojas de plátano como plato.  El momento es especial, ya que solamente escuchamos los ruidos del bosque, así que después de comer nos quedamos charlando con nuestro guía y observando un pequeño pueblo Akkha que queda a lo lejos.  Mutu nos explica que en los pueblos Akkha, cuando una mujer pare bebés gemelos, los sacrifican y el hombre tiene que abandonar el pueblo, ya que para ellos significa un mal augurio. Nos cuenta también que, si después de 8 meses de casados la mujer no se ha quedado embarazada, el hombre puede volver a casarse, de forma que pueden estar casados con más de una mujer a la vez. Eso no es así, por ejemplo, con los Lahu o los Eng. 
Con tanta conversación, el grupo de turistas que nos ha ido pisando los talones todo el día nos adelanta, así que recogemos la paradeta y retomamos de nuevo el camino hasta otro poblado Eng. En la entrada el pueblo nos cruzamos con el jefe de otro pueblo Eng que conoce a nuestro guía, así que le regalamos el último saco que nos queda para guardar arroz y caramelos para los críos que lo acompañan.  Cuando llegamos al pueblo regalamos agujas de coser a las mujeres. Parece que están acostumbradas a recibir regalos, ya que todas ellas nos piden que les demos algo. 
Después de repartir todo lo que nos queda para regalar cogemos el camino de regreso. En menos de media hora volvemos a estar en el punto de partida donde habíamos dejado el tuc tuc. Aprovechando que hay un par de tiendecitas compramos un par de bolsitos para nuestras hermanas y un cinturón hecho a mano para mí. El viaje de vuelta se nos hace más rápido que el de ida, ya que no hace frío y además, es todo bajada. Llegamos a Kengtung que todavía es de día, así que al llegar el pueblo aprovechamos para llevar a imprimir algunas fotos que se quiere quedar Mutu suponemos que para hacer propaganda de sus servicios. Cuando salimos de la tienda de fotos, nos encontramos a dos turistas franceses que nos preguntan por los trekkings y les recomendamos a Mutu, el cuál enseguida empieza a hacer business con ellos. Al final parece que sí les vendió tres días de caminatas  igual que a nosotros. 
Después del largo día, Mutu nos lleva al hotel donde todavía charlamos un rato con él antes de despedirnos seguramente para siempre. Como todavía queda luz, salimos a dar una vuelta por el pueblo y aprovechamos para comprarnos algo para picar en la calle. Por el camino observamos un lugar preparado con las urnas ya preparadas para las próximas elecciones. Acabamos cenando en el mismo restaurante que cada día y por sorpresa aparece Mutu con los dos turistas franceses de antes, así que todavía tenemos oportunidad de charlar un rato con ellos mientras cenamos nuestro arroz, pollo con anacardos y cerdo agridulce, acompañado hoy de unas patatas fritas y cerveza (12500K). Volvemos a despedirnos de Mutu para regresar al hotel a hacer las maletas y hacer los preparativos para mañana, día de transición y de cambio de país! Tailandia nos espera! Bona nit!

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