viernes, 19 de noviembre de 2010

Día #2 – 17/10/2010: Bangkok - Yangon. Sule Paya

Llegamos al aeropuerto de BKK 30 minutos antes de la hora estimada. Genial! El vuelo a Yangón sale en unas dos horas, así que tendremos más tiempo del esperado para el control de inmigración de entrada a Tailandia, recoger las maletas, subir a la planta superior y hacer el check-in con Air Asia para volar a Yangon, nuestro destino final.

El aeropuerto internacional de Bangkok fue inaugurado hace 4 años, así que es muy moderno. Después de nuevamente facturar las maletas pasamos por segunda vez el control de inmigración, rellenamos la tarjeta de salida del país y pasamos el último control del equipaje de mano. Lo hemos conseguido!

El vuelo es tranquilo, algo que Olga agradece enormemente. Y es que volar no es algo que le apasione. Quién lo diría! Llegando a Yangon reconocemos desde el cielo la Shwedagon Paya, que brilla en medio de una ciudad que intuimos gris. Todo el territorio en cualquier dirección fuera de Yangon es una gran planicie verde, salpicada de palmeras y canales.

Antes de recoger las maletas avanzamos hasta el control de inmigración. De camino, podemos observar los mostradores de la Visa On Arrival (VOA) cerrados. Debido a las próximas elecciones del 7 de noviembre la Junta decidió que a partir del 1 de septiembre no emitirían más VOA’s. Nos revisan la documentación, foto de rigor y ya podemos decir que oficialmente estamos en Myanmar. Mientras hacemos cola para pasar el control de inmigración el aeropuerto se queda sin electricidad durante un par de minutos: La aventura nos estaba dando la bienvenida. Cuando arreglan el problemilla con la electricidad observamos, a lo lejos, un cartel del hotel que hemos reservado con nuestro nombre. Levantamos la mano contentos e ilusionados de que no se hayan olvidado de nosotros. Nos alojaremos en el Mother Lan Inn 2 (16$/noche, con ventilador).  Hemos leído buenas referencias del hotel y además, si les envías la hora de llegada al aeropuerto, te vienen a recoger for free.

Compartiremos el coche con un holandés que nos explica que hace 6 años que vive en Tailandia. Ha venido a Myanmar, por primera vez, una semanita de vacaciones. Al salir a la calle notamos un fuerte golpe de calor. La humedad puede percibirse en el ambiente. Después de 2 minutos ya estamos sudando!  De camino al hotel, pasamos por delante de la entrada a la Shwedagon Paya. Nos quedamos todos impresionados.

El hotel es correcto. Está limpio y la habitación es bastante espaciosa. Además, la cama no es tan dura como lo eran en China. Cambiamos 100$ a Kyats en el mismo hotel y mochilas en mano, nos vamos a inspeccionar la ciudad. Son las 19:00. Hace más de una hora que se ha puesto el sol, por lo que la ciudad está muy oscura. En las calles casi no se percibe luz, así que para no perder tiempo, decidimos coger un taxi al centro. El taxi que paramos es de color azul, y al subir nosotros baja la bandera automáticamente, lo cual nos tranquiliza (durante todo el viaje no siempre será así). Le decimos al taxista que nos deje en la Sule Paya (1000K) y decidimos acercarnos a una de las puertas de entrada. Cuando estamos llegando una mujer nos hace señales para que guardemos los zapatos en una especie de zapatero de madera y le dejemos la voluntad. Le pedimos solamente una bolsa para llevar los zapatos. Un poco más adelante nos encontramos con la venta de tickets. El precio es de 2$ y como en el resto de monumentos y templos de todo el país, solamente pagan los turistas. Damos un par de vueltas a todo el complejo todavía un poco espesos después de largo viaje. La pagoda está rodeada de budas con leds de colores. Nos parece entre cutre y curioso. Vemos como varias personas rezan, charlan o simplemente ven la vida pasar.
Ya es tarde y estamos cansados. Después de visitar la pagoda salimos en busca de restaurante. Queremos intentar encontrar uno recomendado en la guía, pero después de dar algunas vueltas no lo encontramos. Decidimos entrar en otro, ya que son las 21:30 y la mayoría de comercios y restaurantes van cerrando. Cenamos cerdo agridulce, verduras salteadas, y nuestros primeros noodles con pollo, que nos saben a gloria (6600K).

De vuelta al hotel volvemos a utilizar un taxi. Esta vez el pobre taxista no tiene idea dónde para la calle de nuestro hotel, así que damos unas cuantas vueltas por las oscuras calles de Yangon. Finalmente, lo encontramos. El cansancio y la tranquilidad de que todo ha salido bien hacen que nos quedemos dormidos en un santiamén. Fins demà!

Para ver todas las fotografías de este día sigue este enlace o, este otro para verlas como presentación.

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